La atención médica adecuada es un derecho fundamental de toda persona. Sin embargo, en ocasiones, este derecho se ve vulnerado por negligencias médicas que pueden tener graves consecuencias para la salud e incluso la vida de los pacientes.

Cada año, miles de personas sufren algún tipo de negligencia médica, algo que no solo puede causar graves daños físicos, sino también emocionales. 

Somos Abogados Especialistas en Seguros y Bancario, y vamos a explicarte qué se considera negligencia médica, cuáles son los supuestos más habituales y cómo saber si has sido víctima de algún tipo de mala praxis.

¿Qué es la negligencia médica?

Desde el punto de vista del derecho, la negligencia médica se refiere a la falta de actuación adecuada por parte de un profesional de la salud, que desemboca en un daño o lesión al paciente. Esta falta de actuación adecuada se evalúa en comparación con lo que se considera el estándar de atención aceptable en la comunidad médica.

Para que un caso se considere negligencia médica, generalmente deben cumplirse los siguientes puntos:

• Deber de cuidado: debe existir una relación médico-paciente previa, en virtud de la cual el profesional contrae la responsabilidad de encargarse del bienestar del paciente.
• Incumplimiento del deber de cuidado: el profesional de la salud no cumplió con los estándares de atención aceptables en la práctica médica. Esto significa que no actuó con el nivel de habilidad, conocimiento y cuidado que un profesional razonable y competente hubiera tenido en circunstancias similares.
• Causalidad: debe demostrarse que el incumplimiento del deber de cuidado fue la causa del daño o lesión sufrida por el paciente. En otras palabras, el daño no habría ocurrido si no fuera por la negligencia del profesional de la salud.
• Daños: el paciente debe haber sufrido algún tipo de daño o lesión como resultado de la negligencia. Estos daños pueden ser físicos, emocionales o económicos.

Los 7 tipos de negligencia médica más comunes

Existen varias categorías de negligencia médica. Las que describimos a continuación son las más habituales y aquellas que más reclamaciones acumulan:

1. Error o retraso en el diagnóstico: un diagnóstico incorrecto lleva a un tratamiento incorrecto, retraso en el tratamiento adecuado o incluso que no llegue a pautarse un tratamiento. Cuando hay un retraso significativo en el diagnóstico puede empeorar sensiblemente el pronóstico del paciente.
2. Error en el tratamiento: incluye errores en la prescripción, dosificación o administración de medicamentos. 
3. Error quirúrgico: puede tratarse de una cirugía en el lugar incorrecto, del abandono de instrumental quirúrgico dentro del cuerpo del paciente o, en general, fallos en los protocolos quirúrgicos, que redundan en daños al paciente.
4. Falta de consentimiento informado: al paciente no se le proporcionó la información suficiente sobre los riesgos, los beneficios y las alternativas del tratamiento. Por tanto, no llegó a comprender completamente los riesgos y no tomó una decisión informada.
5. Errores en el cuidado posoperatorio: la falta de vigilancia adecuada después de una operación, puede derivar en complicaciones no detectadas. Este punto incluye la que no se hayan dado instrucciones adecuadas para el autocuidado tras el alta hospitalaria o la ausencia de seguimiento de la intervención.
6. Errores en el parto: la mala práctica obstétrica puede causar daños a la madre o al bebé, por ejemplo, el uso inadecuado de fórceps o ventosas, o una cesárea inadecuada. La incorrecta monitorización de la salud del feto antes y durante el parto, también se considera negligencia.
7. Errores en la atención de emergencia: no reconocer o tratar adecuadamente las urgencias, como ataques cardíacos, derrames cerebrales o traumas severos, también puede ser objeto de reclamación. 

Es importante subrayar que estos ejemplos son una generalidad. Cada caso de negligencia médica es único y debe evaluarse en función de sus circunstancias específicas y del estándar de atención aplicable en cada caso, para saber si procede poner una reclamación.

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¿Cómo saber si has sido víctima de una negligencia médica?

Aunque en algunos casos puede ser muy evidente que se ha cometido algún tipo de error como los comentados en el punto anterior, en otros casos no es tan sencillo.

Puede que las señales sean sutiles, o quizá se presentan síntomas que se pueden confundir con los de la enfermedad o con efectos del propio tratamiento. 

Lógicamente, la mayoría de las personas no poseen los conocimientos médicos necesarios para comprender a fondo las complejidades de un diagnóstico, un tratamiento o un procedimiento médico.

No hay que infravalorar tampoco la confianza en los profesionales de la salud. Si bien es importante y necesario que el paciente confíe en su médico, eso también puede llevarlo a restar importancia a posibles señales de negligencia o a aceptar explicaciones poco satisfactorias.

Y un punto muy importante: el sistema sanitario puede llegar a ser muy intrincado, opaco y lleno de burocracia que dificulta muchísimo el acceso a la información médica. 

También puede darse el caso de que, ante una mala praxis, el profesional sanitario o el centro médico pueda intentar ocultar o minimizar los hechos para evitar responsabilidades legales. Ante estos escollos, muchos pacientes deciden echarse atrás y no reclamar.

Nuestro consejo es que, ante la sospecha de que puedes haber sido víctima de una negligencia médica, lo primero que debes hacer es consultar con un experto en este tema para que te guíe en el proceso.

En AESB tenemos experiencia en casos de responsabilidad médica y mala praxis. Estamos especializados en la defensa de pacientes que han sufrido daños como consecuencia de negligencia médica. 

Ofrecemos asesoramiento jurídico integral y buscamos obtener la compensación adecuada para nuestros clientes, teniendo en cuenta tanto los daños físicos como los aspectos emocionales y psicológicos derivados de la mala praxis médica. 

Ponte en contacto con nosotros y cuéntanos qué ha pasado. Te asesoramos para que tomes la mejor decisión.