Durante años, muchas personas contrataron participaciones preferentes pensando que estaban invirtiendo en algo seguro, parecido a un depósito a plazo o una cuenta remunerada. En algunos casos, ni siquiera sabían que estaban adquiriendo un producto financiero complejo.
La realidad fue muy distinta. Las participaciones preferentes son instrumentos de inversión sin vencimiento, de difícil recuperación y con un nivel de riesgo elevado. Fueron comercializadas de forma masiva por bancos y cajas, a menudo sin ofrecer toda la información necesaria para que los clientes pudieran tomar una decisión consciente.
Somos Abogados Especialistas en Seguros y Bancario, y en este post te explicamos de forma clara qué son las participaciones preferentes y qué opciones tienen quienes han resultado afectados por su contratación.
¿Qué son las llamadas participaciones preferentes?
Las participaciones preferentes son un tipo de producto financiero complejo que muchas personas contrataron sin conocer realmente su naturaleza. No son acciones normales, ni depósitos, ni deuda convencional, aunque durante años se vendieron como productos seguros o conservadores.
En realidad, se trata de instrumentos emitidos por entidades para captar financiación a largo plazo.
Pueden ser emitidas directamente por el banco o caja, o por una empresa vinculada, pero comercializadas a través de la propia entidad financiera, lo que en su momento generó confusión entre los clientes, que confiaban en su oficina habitual.
Quien invierte en participaciones preferentes cede su dinero sin una fecha concreta de devolución, ya que son productos sin vencimiento. A cambio, recibe una rentabilidad que no está garantizada: solo se paga si el emisor tiene beneficios y decide abonarla.
Además, no es fácil recuperar la inversión. Las preferentes solo pueden venderse en un mercado secundario, donde el inversor depende de encontrar comprador y puede verse obligado a aceptar un precio muy inferior al que pagó.
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¿Por qué se consideran productos de alto riesgo?
Las participaciones preferentes se ofrecieron como una inversión segura, pero en realidad son productos financieros complejos, con importantes riesgos para quien las contrata. Estos son los principales motivos por los que se consideran productos de alto riesgo:
1. No garantizan el capital
Al no ser depósitos ni productos de renta fija, el dinero invertido no está asegurado. Si la entidad emisora tiene problemas financieros, el cliente puede perder parte o incluso la totalidad del capital.
2. Rentabilidad condicionada
Las participaciones preferentes prometen intereses, pero su pago no es obligatorio. Solo se abonan si el banco tiene beneficios y decide repartirlos. Si no hay beneficios o el banco decide no distribuirlos, el inversor no cobra nada, y no puede reclamarlo.
3. Sin vencimiento definido
Son productos perpetuos, es decir, no tienen una fecha de vencimiento que obligue al banco a devolver el dinero. Esto significa que el inversor queda ligado al producto indefinidamente, salvo que consiga venderlo en el mercado secundario.
4. Dificultad para recuperar la inversión
La única forma de recuperar el dinero es vender las participaciones en un mercado secundario, donde no hay garantía de encontrar comprador ni de mantener el valor inicial. En muchas ocasiones, los clientes que intentaron deshacerse de ellas sufrieron pérdidas muy importantes.
5. Subordinación
En caso de quiebra o liquidación del banco, quienes tienen participaciones preferentes cobran en último lugar, solo por delante de los accionistas ordinarios. Es decir, tienen menos protección que otros acreedores, como los tenedores de deuda o los depositantes.
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“Las preferentes”, el producto bancario que atrapó a miles de personas
Las participaciones preferentes fueron comercializadas por muchas entidades bancarias, especialmente durante los años previos a la crisis financiera de 2008 y en su momento más crítico. Lo más preocupante no fue el producto en sí, sino la forma en que se ofreció a los clientes.
Miles de personas las contrataron creyendo que estaban suscribiendo un producto seguro, similar a un depósito a plazo fijo. Pero no lo era.
En la mayoría de los casos, no se explicó adecuadamente la falta de vencimiento, la posibilidad de no cobrar intereses ni recuperar el capital, ni los riesgos reales de este tipo de inversión. En otros, se minimizó la complejidad del producto o se firmaron los documentos sin tiempo para su revisión.
Este tipo de prácticas ha sido duramente criticado por organismos supervisores como la CNMV, y ha dado lugar a miles de reclamaciones judiciales. Muchos tribunales han reconocido que hubo vicio en el consentimiento por falta de información clara, lo que ha permitido a los afectados recuperar su dinero.
Aunque el grueso de la comercialización masiva quedó atrás, todavía existen personas con participaciones preferentes en su poder, que desconocen sus derechos o no han reclamado porque no entienden del todo qué firmaron ni si todavía están a tiempo de actuar.
¿Qué hacer si aún tienes participaciones preferentes?
Si contrataste participaciones preferentes o sospechas que te vendieron un producto sin explicarte bien los riesgos, es importante que actúes cuanto antes. Aunque ya no se comercialicen como antes, los efectos aún persisten y muchas personas siguen atrapadas en un producto que no pueden recuperar fácilmente.
El primer paso es revisar la documentación firmada, analizar en qué condiciones se produjo la contratación y valorar si todavía estás dentro del plazo legal para ejercer una acción de nulidad o reclamación por mala praxis en la comercialización.
Cada caso requiere un abordaje individual. Por eso, nuestro consejo es que te pongas en contacto con nosotros cuanto antes, y comprobemos qué se puede hacer en tu caso concreto. ¿Nos ponemos en marcha? ¡Llámanos!